viernes, 8 de marzo de 2024

La leyenda del gato negro de Ensenada

 En un remoto pueblo de Ensenada, Baja California, existía una joven apasionada por los gatos. Además de cumplir con sus responsabilidades diarias, dedicaba gran parte de su tiempo a cuidar, alimentar y mimar a estos adorables animales. Su amor por los felinos era tan evidente que, en lugar de llamarla por su nombre, la comunidad la identificaba como "la muchacha de los gatos".

Una noche, la rutina de la joven se vio interrumpida por fuertes golpes en su ventana. Al asomarse, se sorprendió al encontrar solo a un gato negro con ojos brillantes. Sin dudarlo, lo invito a su hogar, donde el felino se volvió el más cariñoso de todos.  Sin embargo, algo extraño empezó a suceder: los demás gatos que la acompañaban comenzaron a alejarse, dejándola con una creciente sensación de tristeza.


Notó que, en particular, su adorada gata siamesa también mostraba signos de querer partir. Con el temor de perderla, la joven le dedicó más atención. Pero, para su asombro, el gato negro se enfureció. Sus ojos se volvieron rojos, su pelaje se erizó y gruñó tan fuerte como si fueran los gritos de una persona. En una trágica noche, durante una pelea entre el gato negro y la siamesa, la joven intentó intervenir con una escoba. El desenlace fue desgarrador: su gata terminó muerta, y el gato negro fue expulsado de la casa.

Durante varias noches, el gato negro maulló fuera de la ventana, esperando que lo dejarán entrar. Un día la joven regresó y lo encontró dentro, pero algo había cambiado. El felino se veía enorme, desmesuradamente grande. Al intentar sacarlo, el gato reaccionó de manera agresiva, arañándola y mordiéndola. La muchacha desesperada por liberarse, fue atacada brutalmente. El gato negro enroscó su cola alrededor de su cuello y apretó hasta que la joven dejó de respirar. Después del cruel acto, el gato desapareció en la oscuridad de la noche. 

La tragedia hubiera pasado desapercibida si no fuera por el llanto de los otros gatos. Su lamento atrajo a los vecinos, quienes al asomarse, descubrieron el cuerpo inerte de la joven. Así, la leyenda de "la muchacha de los gatos" quedó marcada por la traición y la maldición de un gato negro que, tras ser expulsado, regresó para cobrar un precio trágico.

La leyenda persiste, alimentada por la creencia de que el gato negro, ahora convertido en un ser demoniaco o vengativo,  continúa su búsqueda de un nuevo hogar. Los lugareños aseguran escuchar sus maullidos en la noches, mientras algunos ven sus ojos brillantes saltando por los tejados. Algunos consideran al gato negro como el diablo en forma felina, mientras que otros lo ven como un espíritu en busca de retribución.



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